Cuando Yolanda llega a París con Alejo, su amante
progre y engreído, con la idea de solucionar viejos problemas familiares y
abandonarle en cuanto regresen a España, no se imagina ni por asomo que va a
encontrarse de frente con su destino. Ese destino se llama Patrick.
“Quiero que me regales
París”
Esta propuesta, tras el abandono de Alejo y el enfado
monumental de Yolanda, vuelve su mundo del revés. Patrick la acoge en su piso y
a cambio le propone que sea su filtro, los ojos que le muestren París para
plasmar esas vivencias en un corto. Ella acepta por varias razones: en primer
lugar, necesita quedarse en París para poder resolver asuntos y cerrar esas
viejas heridas familiares. Además, no tiene trabajo y por ende, tiene poco
dinero, lo que supone que ese trato le permite quedarse sin gastar demasiado
dinero. Y por último, aunque no por ello menos importante, Patrick es realmente
un hombre tentador. Y ambos se imaginan lo que podría suceder. La atracción
entre ambos es eléctrica y adictiva, lo que les conduce a un tira y afloja que
desembocará en una intensa relación sentimental.
Pero además, Yolanda construirá también en París una
relación con Sylvie, cerrando de ese modo un capítulo de su infancia que la atormentaba. De la mano de
Patrick, que la ayudará en su camino y se convertirá en parte esencial del
mismo, Yolanda conseguirá cerrar esas viejas heridas y construir sobre ellas
los cimientos de una relación con su recién conocida hermana. El mundo de ambas
mejorará al conocerse, y además, el descubrimiento mutuo hará que comprendan
cuánto las quería su padre y cuánto deseaba que entre ellas se impusiera el
amor y no los rencores. Pero no vamos a dar más datos para que descubráis esa
parte de la historia vosotros mismos, ya que es el motor que impulsa a Yolanda
a viajar a París.
Al final Yolanda deberá decidir entre una vida en
España, bajo el control de su madre y con un trabajo que viene y va, o una vida
en París con el amor de su vida y con las mismas posibilidades laborales que en
España.
LOS PERSONAJES
Los protagonistas de la historia son Patrick y
Yolanda, pero también hay secundarios que destacan, como Violette, Sylvie o Marc.
Estos y otros secundarios y las historias que para ellos construye la autora (Olivia Ardey) contribuyen a que
toda la trama quede completa, a redondear mejor la psicología de los
personajes, para que no queden planos o huecos.
Yolanda es una mujer resuelta, que sabe lo que
quiere y cómo conseguirlo (detalles como querer aprovechar el dinero de Alejo
para viajar a París dejan ver su cara egoísta), aunque con un corazón enorme. Su físico es
secundario para ella, de hecho, le pone poca atención a su vestuario y no sabe
sacarse partido, lucirse. Sin embargo, su gran habilidad es que sabe qué
necesita la gente que tiene a su alrededor, sabe hacerles felices… Empatía. Yolanda
es la sonrisa, a pesar de sus heridas familiares, de una madre que no sabe
quererla y de no acabar de valorarse a sí misma. Yolanda reparte felicidad.
Patrick es un atractivo director de cine, guapísimo
y motero para más señas, con buen corazón pero con un punto de egoísmo y
posesión que a veces crea conflictos. Nadie es perfecto. Sin embargo, esta
mezcla de hombre guapo y malote pero legal lo hace completamente irresistible. Y
además, hace que el personaje sea humano y no una simple caricatura. Todas
queremos un Patrick en nuestra vida (y la que diga que no… ¡miente como una
bellaca!).
Y vamos con algunos de los secundarios… Violette es
una joven que trabaja para Patrick por circunstancias de la vida. Dicharachera,
divertida e impulsiva, se convierte en el apoyo femenino de Yolanda en París y
consigue sacar su parte más femenina y divertida. Junto con las mujeres que
viven en el edificio y el barrio (Madame Lulú, Odile, el matrimonio Laka…),
protagonizará algunos de los momentos más divertidos de la novela. La fiesta de
Madame Lulú en un local de ambiente liberal no tiene desperdicio…
Y a esta rubia dicharachera le hacía falta un buen
hombre a su lado, y este no será otro que Marc Laka, el sobrino del adorable
matrimonio que regenta la frutería del barrio y el mejor amigo de Patrick.
Médico, guapísimo… y negro. Aunque esto pueda generar algún que otro conflicto,
Violette está encantada con su bombón de chocolate. ¿Y quién no lo estaría?
Otro personaje secundario pero que resulta clave en
la historia es Sylvie, su hermana por parte de padre. Su relación empieza tarde
y mal, pero gracias a la testarudez de Yolanda la cosa cambiará entre ellas y
llegarán a sentirse realmente hermanas. Hay un punto clave en Sylvie que
condiciona toda la trama entre las hermanas. ¿Cuál? Leed la novela para
descubrirlo…
REGÁLAME PARÍS Y OLIVIA ARDEY
Debo confesar que Regálame París (Versátil, 2013) es la primera novela que he leído de Olivia Ardey.
La descubrí gracias a una buena amiga, que además me presentó a Olivia en
persona (¡un placer!), en una mesa redonda sobre literatura romántica: Yo
leo romántica, ¿y qué?. Y la verdad es que me gustó su estilo: fresco,
directo, con personajes de carne y hueso, que escribe novela romántica y erótica,
pero sin caer en nada vulgar. Sus escenas de sexo destilan un erotismo refinado,
con elegancia, sin expresiones de mal
gusto y a la vez sin cursilerías. Además, se nota el trabajo de documentación que
realiza antes de escribir. Realmente Olivia describe París y conoce sus
rincones, costumbres francesas, etc.
En definitiva, Olivia Ardey consigue en Regálame París transmitirnos una
historia de amor y pasión, pero también nos transmite una historia de amistad,
de amores y odios familiares… una historia completa.
Mi viaje por París ha sido todo un placer. He reído,
me he emocionado, me he enamorado de un motero alucinante y he descubierto el
encanto de una ciudad que atrapa por los cinco sentidos. Olivia nos ha hecho un
magnífico regalo… ¡Gracias por regalarnos París!
¡Gracias guapísima! Y me alegra un montón que hayas destacado el carácter egoistón de Yolanda, siempre he dicho que mis personajes tienen defectos porque eso precisamente los hace de carne y hueso. Un besito.
ResponderEliminar¡Gracias a ti! Sin duda, es un placer encontrarse con esos personajes de carne y hueso. Besitosss
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