domingo, 22 de mayo de 2016

CITA A CIEGAS

Aquel silencio siempre le había gustado a Alba. Esas horas desiertas en las que nadie transita las calles y una mujer puede sentirse dueña del mundo o presa fácil. Depende del carácter de la mujer en cuestión, claro.

Baja la calle ancha que lleva a la plaza de la Libertad, popularmente conocida como la plaza del ataúd por tener esa forma, pasa por delante del mercado, gira en la siguiente esquina para enfilar la avenida hacia el paseo marítimo y justo en ese momento se encuentra de frente con su destino.

—Te estaba esperando —le espeta el hombre con un gesto tranquilo. Aparenta unos 40 años. Lleva traje y sombrero, al estilo de los ladrones de guante blanco guapísimos de las películas.
—Así que por fin nos conocemos… — Alba sabía que esa noche era LA noche. Llevaba demasiado tiempo esquivándole— Supongo que tendremos tiempo de charlar un poco.
—Todo el tiempo que necesites. No hay prisa. Ya no.

Ella y el misterioso hombre se encaminan hacia la playa. Desechan andar por el paseo marítimo y bajan directamente a la arena. Alba se descalza para sentir la arena fría bajo sus pies, le recuerda su niñez y la barca de pescador de su abuelo.

viernes, 6 de mayo de 2016

EL SUEÑO TRUNCADO

Pues así no podemos seguir. A mi marido
le entró un furor sangriento que nunca había tenido.
¡No sé qué mal de ojo le hicieron en España!
¡Es Castilla que aceda las uvas del champaña!
¡Son los autos de fe que hace la Inquisición!
¡Y las comedias de Don Pedro Calderón!


La marquesa Rosalinda, Ramón del Valle-Inclán




Entre finales del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX asistimos a tiempos llenos de contrastes y cambios, aderezados con guerras diversas. Se radicalizan las ideas tanto hacia la extrema derecha como hacia la extrema izquierda (seguro que esto les suena, pues lo que vivimos hoy se aproxima bastante a convertirse en una reproducción actualizada de aquello). Pero sin duda, es la mujer quien más cambios experimenta durante este tiempo. De ser el ángel del hogar pasa a ser la principal mano de obra en las fábricas y a reivindicar sus derechos, para volver a ser de nuevo el ángel del hogar, pero con muchas más restricciones morales en lo referente a su capacidad de actuación.

En este contexto, ideologías como el anarquismo cobran gran importancia y suponen un soplo de aire fresco y un punto de apoyo importante para las mujeres. Prueba de ello son los liberatorios de prostitución que se dedicaron a cerrar burdeles e instruir a las mujeres para que pudiesen llevar una vida digna. Sin embargo, con el auge y el triunfo de los fascismos, todo eso se vino abajo y la mujer volvió a ser una especie de sujeto pasivo bajo las órdenes del género masculino.