“Saluda a la zorra de tu hermana de mi parte”.
Saca la última foto de Samuel: atado a la mesa
plegable, con la cabeza ensangrentada, golpes por todo el cuerpo y un corte que
atraviesa su rostro desde la frente al mentón, como dividiéndolo en dos. Con
las manos y el miembro amputados. Y el tiro aún humeante entre ceja y ceja. Serena
se siente plenamente satisfecha con su trabajo. Después de todo, aquella
asignatura de fotografía del instituto le ha servido para algo.
***
Samuel ya sabía de antemano que ese sería su final,
aquellos sueños de un mar embravecido, los cuchillos a su alrededor y los
gritos de aquella chica del pasado no presagiaban nada bueno. Pero el golpe
definitivo fue el sueño con su desaparecida hermana Paula, con un aspecto
horrible, llena de cortes, y diciéndole que hay que saldar cuentas con el
pasado. “Todo se paga, Samuel. Todo se paga. Ella está cobrándose la deuda…
todo se paga Samuel.”
No podía imaginar que ELLA seguía viva. Era
imposible, él mismo se encargó del asunto. Decidió que solo era un sueño
provocado por la desaparición de Paula y su propia imaginación. Aun así, tanto el
mal presentimiento como la sensación de mal cuerpo se instalaron en su vida y
la angustia le atenazaba. Algo no iba bien. Y entonces supo que ELLA había
vuelto. Lo que no sabía era que apenas 24 horas después estaría muerto y sería la
segunda foto en su particular y escalofriante colección.
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"Todo se paga, Samuel" |