Corre el año 1892. Un joven ruso abandona su patria rumbo a
Nueva York buscando una vida mejor y a la mujer de su vida, que ha partido poco
antes con su familia hacia la conquista del sueño americano. Los chicos se
establecen, como muchas otras parejas inmigrantes y judías, en el modesto
barrio del Lower East Side. En ese momento no saben que uno de sus hijos será
uno de los mayores compositores de Estados Unidos, ni tampoco que ese sueño
americano se hará realidad no solo para él, sino también para su hermano. La
pareja no es otra que la compuesta por Morris Gershovitz (más tarde, Morris
Gershwin) y Rose Bruskin, los padres del genial George Gershwin.
Gershwin rematando unas partituras |
El compositor nace en Nueva York en 1898, rozando los albores
del cataclísmico siglo XX, ya como americano de pleno derecho. Durante su
infancia, sus padres no tienen demasiadas esperanzas en el futuro del pequeño,
siempre más decantado hacia la diversión que hacia los estudios. De hecho, el
piano que compra la familia tiene como destinatario a su hermano Ira, aunque
finalmente es George quien acaba tocándolo. Y con una maestría única.