EL FINAL

Os propongo un juego: el siguiente texto contiene numerosas referencias a conocidas canciones. A ver cuántas sois capaces de adivinar...
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Dicen que la distancia es el olvido, pero yo no concibo esa razón porque aunque parezca mentira, usted me desespera, me mata, me enloquece, pero aun así usted no se merece mi amor porque yo me entrego desde el alma y con la vida. Usted se entrega la mitad, su frialdad me llega a helar, usted me está matando día a día.

Y sin embargo… aquí estoy yo, abriéndote mi corazón, llenando tu falta de amor, cerrándole el paso al dolor… porque quiero perdonarte y ver cómo todo vuelve a empezar.  Pero sinceramente, no sé si lo mereces porque aunque a veces seas como el sol de la mañana (fica'm una cassalla), no entiendo qué he hecho yo para merecer esto, si lo único que quiero es ser una chica Almodóvar, que a su chico le suplique “Átame”.

Solo te pedía un poco de magia, de amor del bueno, amor a mares… pero en lugar de eso, tú me traicionaste. Y me debato entre salir corriendo o abrazar la vida que me ofreces. Eso sí, a esa… a esa la quiero lejos de aquí, porque como aparezca de nuevo en nuestras vidas, soy capaz de lo peor… Una y no más, Santo Tomás.

No quiero que pienses que soy una rencorosa, es que de repente he visto la luz y he pensado “Qué hace una chica como tú en un sitio como este” y he tenido que darle una cuantas vueltas a todo esto. Te quiero, pero me dueles… de modo que tendremos que arreglarlo antes de que se complique más, porque ya sabes que el 7 de septiembre es nuestro aniversario y no quiero que todo sean lágrimas, problemas y magdalenas del sexo convexo (ya sabes a qué me refiero).

Yo pensé que eras un hombre de bien, a carta cabal y ha resultado que eres un canalla y un caradura. Yo, inocente y confiada, que bajo la luz de la luna escuché tu gran declaración de amor cuando teníem 20 anys y ahora tengo que soportar tu traición y poner al mal tiempo buena cara… ¡No puedo más! 

Además, estoy harta de cuchicheos y de que en el pueblo me llamen la loca del muelle, porque te espero por las tardes cuando vuelves con tu barca, cual niña de piedra, o cual paciente Penélope. Por eso no es de recibo que me trates así, ni que me claves tus puñales por la espalda. Creo que ya no te puedo creer, por mucho que me pidas lo contrario. Ya no me rompo la esperanza a golpes y me niego a soportarte más… No me voy a quedar a cerrar por derribo. Deberías buscarte a otra tonta que te aguante, porque esta tonta ha despertao’. 

Y respecto a tu “amiga”, solo te digo que cuando las arrugas le corten la piel y la celulitis invada sus piernas, volverás desde tu infierno, con el rabo entre los cuernos, implorando una vez más. Pero para ese entonces, yo estaré a un millón de noches, lejos de esta enorme cuidad, lejos de ti… y a ser posible con un daikiri en la mano.

Y ahora que todo está claro, solo tengo una cosa más que decirte… 

¡Yo pa’ ti no estoy!