viernes, 30 de agosto de 2013

NÉMESIS Y LAS FURIAS (III)

Y como un huracán llega, siento su presencia allí… 

Aurora cierra los ojos y dice: “Esa mujer está aquí. Y dice que está muy enfadada contigo porque no le haces caso”.

Consciente de que mi abuela está en la habitación y de que puede oírme, protesto:

-      A ver… ¿cómo voy a hacerte caso si no me dices nada? No puedo hacer nada si sólo me miras y no hablas. ¿No lo entiendes?

-      Ella te habla, pero tú no la escuchas. Y está molesta…

-      No sé por qué pero no puedo escucharte, no me dejan abuela. Lo siento…

Aurora está con los ojos cerrados, escuchando atenta las palabras que mi abuela nos dedica, aunque yo no pueda escucharla.

-      Dice que no entiende qué ha pasado, que no sabe dónde está y que no hay luz. La veo arrinconada en un sitio solitario, frío y oscuro. Se ha quedado ahí anclada, aun no pasado a la luz.

-      ¿Pero cómo puede ser? Llevas más de diez años muerta… ¿has estado deambulando todo este tiempo abuela?

-      No, creo que ha estado en ese sitio, sin moverse. Dice que tiene miedo del juicio…

-      Ya, ahora te da miedo… pero en su momento no te daba miedo hacer lo necesario para salirte con la tuya.

-      Me dice que quiere que la perdones, que ella no sabía que estaba haciendo daño, que no era consciente.

-      ¡Venga ya! Tú nunca has tenido un pelo de tonta, abuela… no me cuentes mentiras…

-      Joder, tiene fuerza… se empeña en que no sabía que hacía daño, aunque se nota que lo dice para excusarse. Insiste en que tiene miedo y en que quiere que la perdones…

-      Nos hiciste mucho daño y lo sabes, y aun hoy intentas hacerlo, que no soy persona desde que empezaron tus visitas… ¿No lo ves? Si no corriges de verdad tu comportamiento, ¿cómo esperas que te perdone?

Aurora se remueve inquieta, no sé qué pasa, pero parece que algo falla…

-      Ha dejado de hablar… Vamos, no te vayas ahora… Dime más cosas, queremos ayudarte, busca la luz…

Por un momento ambos nos quedamos en silencio, atrapados por una tensión indescifrable, y de repente Aurora vuelve a hablar, como empujada por algo:

-      No encuentra a tu abuelo, lo ha buscado pero no lo encuentra y se pregunta por qué no fue a buscarla cuando murió.

-      El abuelo está en la luz, cruza y lo verás. Él fue directo de un sitio a otro, se lo merecía.

-      Aun así se queja de que no puede verlo y vuelve a insistir en que tiene miedo del juicio que le espera.

-      Abuela, sé fuerte… tú siempre lo has sido. Asume lo que hiciste y todo irá bien. Nosotros podemos perdonarte, pero solo si eres valiente, si cruzas a la luz. Estoy extenuado, no puedo más con esto… ¿De verdad quieres verme así?

Y entonces siento otra presencia muy fuerte que llega y veo que Aurora se queda pálida. Algo no va bien…

-      ¿Qué ocurre Aurora?

-      Vienen a llevársela…

Mi corazón da un vuelco y siento cómo delante de mí pero sin que yo pueda verlo se produce una lucha de poder, mi abuela contra quien ha venido a por ella. Aurora es incapaz de hablar, ambos podemos sentir que algo ocurre, pero ella además puede verlo y parece profundamente impresionada. Escuchamos sonidos extraños, metálicos y algún que otro golpe sordo durante unos pocos minutos. Ella está al borde del colapso y yo soy incapaz de preguntarle qué ocurre. No sé si quiero saberlo…

De repente todo cesa y Aurora respira aliviada. Me sonríe de forma artificial, nerviosa aun y antes de que pueda decir nada, se va a la cocina y regresa con un par de cervezas. Creo que necesita asimilar del todo lo que ha visto antes de contármelo, de modo que le dejo unos minutos de calma. Bebo cerveza, sin presionarla, y ella alterna la cerveza con un pitillo de tabaco negro. 

Tras una bocanada de humo, empieza a hablar, casi como si fuera un autómata…

-      Manuel, aun me tiemblan las piernas. Jamás pensé que presenciaría esto…

-      Cálmate, ya ha pasado todo. Anda, cuéntamelo con calma, por favor.

-      Tu abuela estaba poniéndose algo agresiva, empecinada con aquello de que tenía miedo del juicio y no quería cruzar, y preguntando dónde estaba tu abuelo.

Yo soy incapaz de hablar, no quiero interrumpirla. Solo asiento y sonrío de vez en cuando para que hable con libertad, quiero todos los detalles.

-      Yo ya no sabía bien cómo manejarla- sigue como ida- y temía que me afectase, que ella pudiera tomar el control de la situación, ya sabes. Entonces, de repente ha llegado algo… ¿tú también lo has notado no? Era algo fuerte, poderoso, solo he podido ver una silueta negra…

La pobre Aurora traga saliva antes de relatar la batalla que ha presenciado entre esa silueta negra y mi abuela.

-      Con una voz metálica, esa presencia le ha comunicado a tu abuela que era la hora de su juicio, que no podía demorarlo más, “No hay alternativas posibles, Dolores”- recuerda Aurora, emulando esa voz extraña- … ella se ha resistido y entonces se han enzarzado en una especie de pelea, una lucha de fuerzas, ella intentando huir, zafarse de aquello y la silueta reclamándola, arrastrándola. Ella gritaba que no estaba preparada, que no podía ir, que necesitaba a su marido… pero ha resultado inútil, esa fuerza misteriosa ha acabado llevándosela sin piedad. Solo ha tenido un segundo de lucidez, cuando ha visto que era imposible escapar, y entonces ha dicho… “Perdóname Manuel, la abuela te quiere mucho, no lo olvides”. Y se ha ido… Ahora mismo, estará siendo juzgada o habrá pasado forzosamente a la luz.

Salí de su casa hecho polvo por saber a qué se estaba enfrentando mi abuela. Hizo cosas que no debería haber hecho y eso hizo daño a muchas personas, especialmente a mi familia (padres y hermanos), pero en el fondo todos la queríamos. Y ella también nos quería… a su manera.

Sin embargo, nadie escapa a la muerte, ni a las consecuencias de sus actos, ya sea vivo o muerto. La muerte y sus esbirros lo tienen todo bajo control.




Y ya sabe… 

Némesis y las Furias nunca perdonan.


Este texto puede leerse también en el Periódico mexicano La Verdad: 
http://periodicolaverdad.mx/nemesis-y-las-furias-iii.html

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