Colors, olors, sons… la pólvora preparada, una banda que
ultima els assajos, l’artista que retoca amb cura el remat central al seu
taller, la modista que admira l’últim trage que ha acabat a la matinada
(possiblement per a la filla o la neboda). I després els tres dies de festa, de
música, de llums, de somriures, d’alegria, d’admirar els monuments que omplin
els carrers... i finalment el foc purificador. El foc i les llàgrimes, les
cendres i els somriures melancòlics, la renovació. Renàixer... La festa d’un
sant? Ni parlar-ne!
És la benvinguda a la Primavera.
Precioso. Si tengo que describirlo, diría que es un relato de cientos de colores. Y de olores y de música... ¡Casi puedo oler a pólvora mientras lo leo. Pero, ay, discrepo un poquitín. Sí es la fiesta de un santo, que era carpintero y humilde como su gremio. La gloria de la falla se la lleva el artista, pero sin carpinteros, siempre en el anonimato, sería imposible levantarla. Un beso y felices Fallas 2015
ResponderEliminar¡Gracias Olivia! Solo reflejo lo que llevo años viendo y viviendo.
ResponderEliminarLa fiesta tiene orígenes paganos, pero fue absorbida por la religión, como muchas otras cosas. Aun así, la idea del relato es que traspasa el simplemente honrar a un santo, es algo más (al menos para mí) a nivel de comunidad, de sentimiento... Y por supuesto la clave es el monumento (y el equipo de gente que hay detrás para crear esas obras de arte efímero), sin monumento no hay nada. Besitos y a disfrutar de las Fallas!!